Hay que remontarse 405 años atrás, hasta el 7 de enero del año 1610 y a un lugar: Universidad de Padua donde trabajaba Galileo Galilei. Galileo tenía un pequeño catalejo de 30 aumentos, mucho más pequeño y rudimentario de los que podemos tener por casa. Ya había observado la luna con su pequeño catalejo, descubriendo que su superficie estaba cubierta por cráteres, valles y montañas. Después de su descubrimiento en nuestro satélite, es de suponer que querría observar más astros del cielo. Le llamó la atención un objeto brillante en el cielo nocturno. Era Júpiter, el gigante del Sistema Solar. Júpiter ya había sido observado antes por el astrónomo chino Gan De en el año 364 a.C., pero sin telescopio, por supuesto. Lo que vio Galileo le debió causar gran impresión. Cerca del planeta había tres pequeños puntos de luz perfectamente alineados.
Una semana después de su primera observación al planeta, volvió a dirigir su catalejo a Júpiter y esta vez sí que se llevaría una gran sorpresa: ¡Esos tres puntos de luz eran en realidad cuatro y habían cambiado de posición! Se dio cuenta de que orbitaban en torno al planeta.
Galileo defendió durante unos 20 años el sistema heliocéntrico, difundiéndolo públicamente, lo que le valió el castigo de la inquisición.
Hoy es un buen día para rememorar este acontecimiento tan importante en la historia. Después de observar el cometa C/2014 Q2 (Lovejoy), que recuerdo que hoy es el día de su máximo brillo, http://www.elguiadelcielo.blogspot.com.es/2015/01/empezamos-2015-con-un-cometa-c2014-q2.html podemos ver a Júpiter a media noche, alto en el cielo brillando con una magnitud de -2.04, muy cerca de la Luna.
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